Date

09.2021

El panorama político europeo post-SOTEU 2021

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Hace unos días, la Presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen, del Partido Popular Europeo, ha pronunciado el Discurso sobre el Estado de la Unión Europea (SOTEU por sus siglas en inglés) ante el Pleno del Parlamento Europeo, reunido en sesión ordinaria en su sede de Estrasburgo.

El SOTEU marca el inicio del curso político en clave europea y establece las prioridades políticas de la Comisión, en tanto que poder ejecutivo de facto, durante los siguientes doce meses. El debate del SOTEU también representa una magnífica oportunidad para los grupos políticos presentes en el Parlamento Europeo de establecer sus propias posiciones y marcar la agenda con sus propias prioridades.

Prioridades políticas

El SOTEU confirmó las grandes líneas maestras mostradas por la Comisión von der Leyen desde el inicio de su mandato: la sostenibilidad y la digitalización. La primera cuestión se está abordando mediante el European Green Deal, el gran paquete de medidas verdes que debe confirmar la neutralidad climática en 2050 y la reducción del 55% en las emisiones en 2030.

En este sentido, cabe destacar la publicación en julio de 2021 del paquete Fit for 55, un conjunto de 13 nuevos proyectos de ley o de reformas legales que incluyen una ampliación de sectores en el comercio de emisiones en paralelo con una reducción del número de derechos, un nuevo impuesto ecológico en las fronteras externas de la Unión o un fuerte encarecimiento en los vehículos con motores a combustión.

La otra gran prioridad en la legislatura es la digitalización. En este sentido, las dos grandes propuestas de la Comisión son la Ley de Servicios Digitales (DSA) y la Ley de Mercados Digitales (DMA), publicadas en diciembre de 2020, y actualmente en negociación en el Consejo y el Parlamento. El DSA va a regular de manera horizontal todos los servicios de intermediación online, renovando lo establecido en la directiva de comercio electrónico del año 2000.

El DMA tiene un abasto mucho más reducido y va a imponer obligaciones adicionales a las empresas que cumplan con los criterios establecidos para su calificación como gatekeepers, es decir, que su presencia en un sector concreto suponga una barrera de entrada a competidores más pequeñas. Se espera que menos de diez empresas en Europa cumplan con dichos criterios, a expensas de la futura negociación Consejo-Parlamento.

En los dos años y medio que restan para finalizar la legislatura actual, la Presidenta von der Leyen intentará complementar los fundamentos de su obra política con otras iniciativas, entre las que destacan la Unión Europea de Defensa, la revisión de la política de competencia además de la creación de una agencia biomédica para prevenir futuras crisis sanitarias. Todas estas medidas fueron anunciadas en el marco del SOTEU de esta semana.

El contexto

Es importante entender que la elaboración del SOTEU por parte de la Presidenta y su equipo es, en gran parte, consecuencia de las circunstancias políticas que rodean a la política europea en ese momento. Este año, un hito eclipsa a cualquier otro: la proximidad en fechas de las elecciones federales alemanas, que pueden provocar un cambio sustancial en el ajedrez de la política europea y, por ende, de los equilibrios sobre los que descansa la estabilidad política en Bruselas.

Una potencial victoria socialdemócrata el próximo domingo, por ya no mencionar si son los Verdes los que consiguen la primera plaza, significaría que el Partido Popular Europeo pierde su plaza más preciada y que ocupa desde el 2005, cuando Angela Merkel reemplazó a Gerhard Schröder. Con las tres otras grandes capitales europeas a manos de los liberales (Francia), socialistas e izquierda alternativa (España) y un ejecutivo tecnocrático con apoyo amplio del Parlamento (Italia), el PPE estaría en una situación casi sin precedentes.

Estos equilibrios pueden tener al menos dos consecuencias en los pasillos de Bruselas: por un lado, el mandato del actual Presidente del Parlamento Europeo, el socialdemócrata David Sassoli, termina en enero del 2022. Según el acuerdo subscrito entre las grandes familias europeas después de las elecciones de 2019, el siguiente mandato debe recaer en el PPE. No obstante, un Partido Socialista Europeo fuerte, con potencialmente dos de las cuatro grandes capitales europeas (Berlín y Madrid), pero sólo con el Alto Representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad bajo su poder en Bruselas, no querrá desprenderse de una figura que, aunque con peso político limitado, le asegura visibilidad e influencia en las negociaciones.

Por otro lado, una ruptura de relaciones entre conservadores y socialistas por incapacidad de llegar a acuerdos sobre la repartición de altos cargos en Bruselas puede tener consecuencias nefastas para la Comisión von der Leyen, presidida por una conservadora alemana, y con dos Vice-Presidentes Ejecutivos socialdemócrata (Frans Timmermans) y liberal (Margrethe Vestager). No solamente la imposibilidad de tejer consensos en el seno del Parlamento y el Consejo, sino también un esperable cuestionamiento de la figura de von der Leyen como líder de la Comisión sugieren un camino tortuoso hacia 2024.

España

 El gobierno español parece algo ajeno a las turbulencias que se dibujan al norte de los Pirineos. Al terremoto que pueden suponer las federales alemanas se añade el ciclo electoral francés que empezará en abril de 2022 con las Presidenciales, donde el presidente Macron se juega su futuro político. Estos elementos nos dejan la siguiente foto: un gobierno alemán salido de septiembre de 2021 por formarse y con visos de ir para largo – en 2017-2018 estuvieron 111 días para una coalición a dos –, un gobierno francés en pre-campaña desde este mismo otoño y un gobierno italiano que, como es habitual, pende de un hilo y debe estar completamente centrado en sus equilibrios internos.

Tal situación permite confirmar las intenciones repetidas por activa y por pasiva por el presidente Pedro Sánchez: finales de 2023, agotar la legislatura. El Presidente Sánchez sabe que su protagonismo a nivel europeo puede verse reforzado por dos factores: el primero, un buen resultado de los socialdemócratas en Alemania confirman al partido como preponderante en Europa. El segundo, el cóctel de negociación alemana, campaña francesa e inestabilidad italiana sugiere que, necesariamente, Bruselas necesitará a España como socio de referencia y principal fuente de estabilidad política. Quizá estas consideraciones ayuden a entender la complicidad mostrada entre von der Leyen y Sánchez en la crisis afgana de este verano, con presencia de la mandataria europea en Madrid incluida.

Conclusiones

La situación descrita en este artículo arroja, al menos, tres previsiones: la primera, es esperable que la producción legislativa a nivel europeo baje en los próximos años en vista a una mayor fragilidad política en su ejecutiva y mayor polarización en los co-legislativos. La segunda, será muy difícil ver iniciativas europeas de gran calado en el próximo año, con Alemania, Francia e Italia mirando más hacia dentro que hacia fuera. La tercera, Sánchez necesita a Europa para hacerse fuerte y Europa necesita a Sánchez para respirar. Un matrimonio de conveniencia.

 

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Harmon

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